“…Siglos
tras siglos se quedan
incensando su capilla,
donde la oración sencilla
de su gente, de sus hijos,
hace pozo santo fijo,
remedio sabio a sus vidas”.
Actualmente
carecemos de datos concretos que nos permitan acercarnos a la fecha fundacional
de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús, si bien todo parece indicar que esta
debió de producirse hacia mediados del siglo XVII. El primer dato fehaciente de
su existencia lo encontramos en un libro arzobispal de visitas del año 1674, en
que se menciona la existencia de la cofradía. Como fue habitual en el Reino de
Sevilla, las reglas de Mateo Alemán en 1578 para la hispalense Cofradía del
Silencio servirían de modelo para la corporación cantillanera que en un momento
concreto pasó a ser filial de aquella.
En el siglo XVIII
alcanzó gran pujanza y así lo manifiesta aún las piezas más señeras del
patrimonio como la riquísima cruz de carey, la túnica bordada o las pinturas
murales de la capilla del Señor. Documentalmente sabemos que ya en 1730 estaba
establecida en la Ermita de San Bartolomé y que realiza vna prosesión de penitencia con sermón de pasión el Viernes Santo por
la mañana. La procesión adquiere una importante impronta barroca con las
dramatizaciones de la Oración en el Huerto y la Sentencia de Pilatos dentro del
Sermón de Jesús, del encuentro con la Virgen en la Calle de la Amargura o la
bendición de Jesús a los campos. Para sufragar los gastos que originaba el
culto, estaban las “imosnas que se juntan
con la demanda. El auge devocional de Jesús Nazareno lo refuerza la
presencia en la nómina de hermanos de familias notables del pueblo y la
vinculación de los pescadores del río a la hermandad, que se abre de esta forma
a un extracto social más popular.
Sin embargo, el
siglo XIX viene marcado por importantes cambios políticos y sociales que
propician un estado de postración de la cofradía, cuya regencia es asumida por
la familia Sarmiento, quedando en desuso las antiguas reglas y limitándose a la
salida y los cultos del Señor de la forma más digna posible. No afectó sin
embargo esta situación a la devoción de los cantillaneros a Nuestro Padre
Jesús, al que acude en momentos de calamidad como consta documentalmente que
ocurrió en 1855, cuando el Señor sale en procesión de acción de gracias, tal
vez por el fin de la epidemia de cólera.
A mediados de la
década de 1970, comienza una nueva etapa para la hermandad, con la constitución
de una nueva junta encabezada por Antonio Sarmiento Solís y formada por otros
devotos como Jesús Espinosa Núñez, José María Barranca Domínguez, Jesús Reina
Núñez, Luis Hernández Martínez, Antonio y José Martínez Muñoz, José Jesús
Murillo Macías, José Oliva Cano, Juan Quevedo Palma y José Manuel Castillo
Espinosa. Proponen la redacción de unas nuevas reglas para el gobierno de la
hermandad, y emprenden entre otros proyectos la construcción de un nuevo paso
en 1978 que implicaría años más tarde, en 1983, el cambio radical de la forma
de portar al Señor, de las tradicionales maniguetas pasó a ser llevado en
trabajaderas, formándose ese año la primera cuadrilla de hermanos costaleros.
El 21 de junio de
1998, el Señor Alcalde de Cantillana entregaba a Nuestro Padre Jesús la Medalla
de oro de la villa, como reconocimiento y testimonio de la profunda y arraigada
devoción que los cantillaneros le profesan desde hace más de tres siglos.
El comienzo del
nuevo milenio trae consigo la aprobación de las actuales reglas en el año 2003,
poco después la hermandad adquiere en la Plaza del Palacio un inmueble para
construir la Casa-Hermandad que fue inaugurada en la cuaresma de 2009,
alcanzándose una de las aspiraciones de la corporación que hasta entonces tenía
sus enseres dispersos primero en casa de los hermanos y luego en las
dependencias del antiguo convento.
En las últimas
décadas la hermandad ha ido consolidándose, creciendo en número de hermanos, e
incrementando su patrimonio, los cultos han ganado en solemnidad y esplendor,
destaca en este ámbito el viacrucis que a partir de 2014 se viene celebrando en
cuaresma y que cada año lleva un recorrido diferente por barrios donde
habitualmente no pasa el Señor, que es recibido por el vecindario con profunda
devoción, exornando balcones y calles por donde pasa. Destacar también el
emotivo momento en que la imagen de Nuestro Padre Jesús fue situada en la
puerta de San Bartolomé el 20 de octubre de 2019 para recibir a la Patrona de
Cantillana en la procesión triunfal que conmemoraba la ratificación pontificia
de su Patronazgo.